A veces, cuando una está plantando y creando un jardín, hay plantas que no están en su momento de máximo esplendor: no han florecido, son pequeñas, están verdes y son más bonitas con sus tonos otoñales, etc.
Pero cuando yo dispuse estas plantas un verano de hace cinco años, verdes, sin flores y con su poco natural forma "de vivero" era exactamente esto lo que yo veía en mi mente: el azul de la Picea glauca "Globosa" al lado del Cornus alba y detrás de la Lagerstroemia indica o Árbol de Júpiter con su rojo otoño, y que tiene a sus pies la larga floración de tres Gauras. Detrás de todos ellos, el amarillo-naranja de las finas hojas de un Tamarix y el verde oscuro del característico porte del Abeto, Picea abies.
Y aquí está, la visión hecha realidad y la satisfacción de la belleza del contraste contemplado.
Bello trabajo doña ana
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